Antecedentes
Los ecosistemas costeros, incluidos los manglares, las praderas marinas y las marismas de agua salada, proporcionan servicios ecosistémicos esenciales como la protección de las costas, el apoyo a la biodiversidad y medios de subsistencia a través de la pesca, el turismo y otras actividades de la economía azul. Estos ecosistemas también desempeñan un papel fundamental en la acción climática al secuestrar y almacenar grandes cantidades de "carbono azul", lo que los hace vitales tanto para la mitigación del cambio climático como para la adaptación al mismo.
A escala mundial, los hábitats costeros cubren menos del 2% de la superficie total de los océanos, pero representan aproximadamente la mitad del carbono total secuestrado en los sedimentos oceánicos. Sólo el Caribe alberga el 18% de las praderas marinas y el 12% de los manglares del mundo, lo que la convierte en una región clave para la conservación del carbono azul. Sin embargo, estos valiosos ecosistemas siguen degradándose a un ritmo alarmante, liberando a la atmósfera el carbono almacenado y contribuyendo significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Reconociendo su importancia, cada vez más países están integrando los ecosistemas de carbono azul en sus compromisos climáticos en el marco del Acuerdo de París.

Foto: Kate Meyer