América Latina y el Caribe se encuentra en un momento crucial para el liderazgo oceánico. La región, rica en biodiversidad marina, enfrenta crecientes presiones derivadas de la degradación costera y la contaminación. Un ejemplo son las floraciones de sargazo, que han afectado los ecosistemas, el turismo y las economías caribeños desde 2011.
Al mismo tiempo, la contaminación por plásticos sigue aumentando, con un estimado de entre 75 y 199 millones de toneladas de plástico en los océanos del mundo, gran parte de origen terrestre que aún no ha sido abordado adecuadamente en los marcos internacionales. Se han encontrado microplásticos en la sangre humana, los pulmones y el cerebro, lo que genera preocupación por la salud.
Si bien existen marcos regionales como el Convenio de Cartagena para proteger el medio marino del Gran Caribe, abordar la crisis oceánica de manera integral se ha visto obstaculizado por la falta de financiamiento y la compleja naturaleza de la gobernanza oceánica, con jurisdicciones superpuestas y realidades transfronterizas. Esta brecha entre la política y la práctica subraya la urgente necesidad de un compromiso y una inversión renovados.
El océano no es solo un escenario de crisis, sino también una fuente de inmensas oportunidades. A nivel mundial, se estima que la economía azul tiene un valor de US$3 billones anuales.
De esfuerzos aislados a soluciones colectivas
Las crisis oceánicas ya no pueden abordarse de forma aislada. La región está adoptando una nueva mentalidad que fomenta la acción coordinada al unir a diversos actores y sectores. Esto es especialmente crítico en los Grandes Ecosistemas Marinos del Caribe y la Plataforma del Norte de Brasil (región CLME+), que abarcan más de 4.4 millones de kilómetros cuadrados e incluyen 26 estados y 18 territorios de ultramar, con 16 pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS por sus siglas en inglés). Estos ecosistemas son puntos críticos de biodiversidad y sustento económico de millones de personas.
Un nuevo mecanismo para una gobernanza oceánica más inteligente
Este año, la región activó el Mecanismo de Coordinación Oceánica (OCM por sus siglas en inglés), una plataforma regional no vinculante para alinear la gobernanza oceánica entre países e instituciones. En diciembre de 2024, el OCM alcanzó su umbral de activación y, hasta la fecha, cuenta con 18 países miembros y 9 organizaciones intergubernamentales miembros. Este mecanismo representa un paso importante hacia una gestión más coherente, inclusiva y basada en la evidencia de los recursos marinos, fortaleciendo el nexo océano-clima-biodiversidad-desarrollo. Este enfoque integrado no se trata solo de conservación; también abarca medios de vida, diálogo transfronterizo y construcción de paz. Los ecosistemas marinos saludables son fundamentales para la pesca, el turismo, la energía renovable y la protección de los recursos genéticos que sustentan la biotecnología marina. La gobernanza fragmentada debilita estos sectores, mientras que los enfoques coordinados pueden ayudar a liberar todo el potencial de las economías azules sostenibles.
PROCARIBE+: Liderado por el Caribe, conectado regionalmente
Este impulso está siendo liderado por PROCARIBE+, una iniciativa financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) lanzada en 2023, implementada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ejecutada por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) y múltiples socios coejecutores regionales. Con más de una década de colaboración en el marclo de los proyectos CLME y CLME+ financiados por el FMAM, PROCARIBE+ se centra en proteger los ecosistemas marinos y costeros del Gran Caribe mediante la cooperación multinivel, conectando a gobiernos, comunidades costeras, el sector privado e instituciones académicas. Sus áreas de trabajo incluyen nuevas Áreas Marinas Protegidas (AMP), zonas de recuperación lideradas por pescadores y planificación espacial marina, para avanzar en el objetivo global de biodiversidad 30x30. El proyecto también impulsa la pesca sostenible con sistemas de trazabilidad, apoya el financiamiento de carbono azul y empodera a las comunidades costeras—especialmente en los SIDS—mediante un programa de pequeñas subvenciones de US$2.5 millones para iniciativas positivas para los océanos.
Más allá de la implementación, el PNUD colabora con los países para fortalecer la gobernanza, desarrollar capacidades y alinear la acción oceánica con los objetivos climáticos y de biodiversidad, incluidos los ODS, el Acuerdo de París y el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal. Fortalecer la interfaz ciencia-política y involucrar a la juventud, los pueblos indígenas y la sociedad civil son clave para una economía azul más justa.
Para acelerar el impacto, los países están probando herramientas financieras innovadoras —como bonos azules, el financiamiento mixto y canjes de deuda por naturaleza— para alinear las inversiones con la resiliencia, la biodiversidad y los medios de vida. No es posible implementar políticas y acciones oceánicas sólidas e inclusivas sin un financiamiento sostenible, así como el financiamiento innovador no puede ofrecer resultados duraderos sin marcos de gobernanza sólidos como el Mecanismo de Coordinación Oceánica (OCM). El equipo de Ambiente y Energía del PNUD para América Latina y el Caribe trabaja con plataformas como la iniciativa Climate Promise y The Biodiversity Finance Initiative (BIOFIN) para desbloquear financiamiento destinado a soluciones integradas para el océano, el clima y la biodiversidad.
Un modelo de relevancia global
El enfoque del Caribe, basado en la soberanía regional, la innovación institucional y la búsqueda de sostenibilidad financiera, ofrece lecciones para el mundo. En un momento en que el océano necesita una acción rápida y unida, la región está demostrando cómo puede ser el liderazgo. Pero los gobiernos no pueden hacerlo solos. El sector privado debe ser parte de la solución, ya sea mediante prácticas pesqueras responsables, biotecnología, modelos de economía circular para reducir los residuos plásticos o la inversión en soluciones basadas en la naturaleza y mercados de carbono azul.
Mientras el mundo se reúne para la Conferencia de los Océanos de la ONU en Niza, Francia, del 9 al 13 de junio, América Latina y el Caribe está lista para demostrar que una gobernanza oceánica más sólida e integrada no solo es posible, sino que ya está en marcha.
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Este artículo fue escrito por el Coordinador Regional de PROCARIBE+, Patrick Debels y el Líder regional del equipo de Medioambiente y Energía del PNUD en América Latina y el Caribe, Lyes Ferroukhi Y es originalmente publicado en el sitio oficial de PNUD América Latina y el Caribe. Encuéntrelo aquí.